martes, 9 de febrero de 2010

RUBENS Y VELÁZQUEZ

En una página dedicada al Barroco edite algunas imágenes de obras de varios de los más célebres pintores del periodo, pero debido a mi predilección por las obras de Rubens y de Velázquez he querido dedicarles una página exclusiva para sus obras más representativas, entregando al visitante una fina selección de imágenes en alta resolución (pinchar sobre la imágen).


Los cuatro filosofos (un autorretrato: el primero de izquierda a derecha es Rubens). Pedro Pablo Rubens. Galleria Palatina, Florencia (164 x 139 cm).



El aguador de Sevilla. Diego Velázquez. Museo de Wellington, Londres (106 x 82 cm).



Rapto de las hijas de Leucipo. Pedro Pablo Rubens. Alte Pinakoteck, Munich (224 x 211 cm).



El almuerzo. Diego Velázquez. Museo del Hermitage, San Petersburgo (108.5 x 102 cm).


Un interesante hecho histórico que vincula estrechamente a estos dos grandes maestros de la pintura de todos los tiempos ha sido el inspirador para esta muestra.
Estando Velázquez ya en la corte de Felipe IV en su labor de Pintor de Camara se le asigno la honrrosa misión de recibir y acompañar a un diplomático de los Países Bajos que llegaba para concertar un tratado de paz entre Inglaterra y España... Este diplomático, especie de Secretario General de la ONU contemporáneo, era el prestigioso pintor flamenco Pedro Pablo Rubens. Yo imagino lo emocionante que debio ser para el joven Velázquez tener tan relevante responsabilidad (Velázquez de 26 años en 1628, año de este acontecimiento; Rubens había cumplido ya los 50 años y un inmenso prestigio a cuestas).
A juzgar por los datos que existen de este encuentro, la estadía de Rubens debio prolongarse por varios meses segun se deduce del hecho que Rubens se dedicara, en paralelo a su misión diplomática, a realizar una serie de copias de pinturas de Tiziano que eran parte de la espléndida colección real. Se sabe que el maestro flamenco sentía gran admiración por la obra de Tiziano, ese hermoso "sol entre las estrellas" de la Escuela Veneciana, que pudo apreciar ya en 1600 cuando visitó por primera vez Italia. Y no por casualidad havian varios Tiziano en la corte madrileña ya que Tiziano fue el pintor predilecto de Carlos V.



Los cuatro continentes. Pedro Pablo Rubens. Kunsthistorisches Museum, Viena (209 x 284 cm).




Mujer friendo huevos. Diego Velázquez. National Gallery of Scotland, Edimburgo (99 x 128 cm).



Cristo en la cruz entre los dos ladrones. Pedro Pablo Rubens. Koninklijk Museum, Amberes (429 x 311 cm).



Cristo crucificado. Diego Velázquez. Museo del Prado, Madrid (250 x 170 cm).


No cabe duda entonces de que debieron ser muchas las reuniones entre Rubens y Velázquez en donde tal vez se discutia sobre temas muy pintorescos. En una de aquellas tertulias se dice que el maestro flamenco le sugiere al sevillano realizar un viaje de estudios a la cuna del Renacimiento. Y Velázquez tomando bien en serio estos consejos realizaría su primer viaje a Italia en 1629, y estaria en ella dieciocho meses, recorriendo con ávido interes toda la peninsula tratando de absorver al máximo la lección de un glorioso pasado aún palpitante.
Sería en Roma donde se radicaria por más tiempo, estando allí un año, y es de este periodo (1630) su magnífica representación mitológica "La fragua de Vulcano".
Entretanto Rubens, ya de vuelta en Amberes continua pintando desenfrenadamente incesantes encargos de las distintas monarquias europeas o de ricos comerciantes para lo cual tiene dispuesto un fastuoso taller donde tiene de colaboradores a pintores de la talla de Antoon Van Dyck o Jacob Jordaens, entre otros varios. Además y en un plano íntimo acaba de casarse por segunda vez. Hélène Fourment, su flamante esposa de dieciseis años será en adelante su modelo predilecta, tanto para las virgenes como para las venus.



El juicio de París. Pedro Pablo Rubens. National Gallery, Londres (145 x 194 cm).



La fragua de Vulcano. Diego Velázquez. Museo del Prado, Madrid (225 x 290 cm).



Las tres Gracias. Pedro Paul Rubens. Museo del Prado, Madrid (221 x 181 cm).



Las Meninas. Diego Velázquez. Museo del Prado, Madrid (318 x 276 cm).



Perseo y Andrómeda. Pedro Pablo Rubens. Museo del Prado, Madrid (265 x 160 cm).



Las hilanderas. Diego Velázquez. Museo del Prado, Madrid (220 x 289 cm).

Quizás una de las diferencias más notables entre Rubens y Velázquez tienen que ver con su desarrollo pictórico. Mientras Rubens recibia encargos de Londres, París, Baviera, Roma o Madrid viviendo intensamente ajetreado, Velázquez aun cuando cumplio también funciones diplomáticas permanecio al servicio exclusivo de Felipe IV durante treinta y siete años, lo que le permitio trabajar sin tanto asedio de clientes. A mi me parece que esto se refleja un poco en sus obras: extroversión en Rubens, más íntimo Velázquez; el movimiento continuo en Rubens, la serenidad de quien está posando en Velázquez; lo fantástico e íncreible en Rubens, el naturalismo en Velázquez incluso en sus escenas mitológicas; etc. Lejos de ser defectos son al contrario soberbias virtudes en sus respectivos estilos de representación.
En fin, aunque no sería ídoneo hablar de vidas paralelas porque en rigor corresponden a dos generaciones distintas, lo cierto es que un día se encontraron y ambos compartieron un mismo intenso y particularísimo ínteres: fascinación por el arte de la pintura.


Nota:
*En este mismo blog hay un artículo sobre Las Meninas (página publicada en diciembre 2009; ver archivo del blog), con fotos de mi réplica en preparación.
*Las dimensiones para una réplica pueden ser trabajadas con las medidas de las originales si así se encarga o a una medida proporcional más pequeña, queda al criterio de quien la encarga.











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