miércoles, 27 de enero de 2010

SIGLO VEINTE, CAMBALACHE.

Guernica de Pablo Picasso, obra que representa el poderio de la destrucción de un bombardeo aereo sobre objetivos no militares durante la guerra civil en España.




"Que el mundo fue y será una porquería , ya lo sé. En el quinientos seis y en el dos mil, también.
Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos, barones y dublés. Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldá insolente, ya no hay quien lo niegue. Vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo todos manoseados.
Siglo veinte, cambalache problematico y febril... El que no llora no mama y el que no afana es un gil. ¡Dale, nomás...! ¡Dale, que va...! ¡Que allá en el horno nos vamo´a encontrar...! No pienses más; sientate a un lao, que ha nadie importa si naciste honrao... Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura, o está fuera de la ley..."
Fragmento de la letra del tango de Enrique Santos Discépolo, Cambalache (1935).

Escuché ese tango varias veces durante un tiempo que estuve en Buenos Aires y cantao por un alegre Correntino, pintor de brocha y rodillos. De entonces está archivado en mi disco duro y la relación entre siglo veinte y el cambalache surge casi espontáneamente. Pero con el tiempo me parece que ese incisivo retrato de la humanidad se quedo un poco corto y ahora lo entiendo ya que el tango fue escrito en 1935 cuando apenas había transcurrido un cuarto y pico del siglo. Hoy tenemos el privilegio de mirarle en toda su hondura y extensión y coincidir en que fue un siglo de grandes contrastes: de fantásticas proezas como de bestiales atrocidades. Dentro de esa ambientación los pintores hicieron lo suyo hasta el extremo buscando nuevas soluciones plásticas que dieron origen en algunos casos a furiosas corrientes que abrieron la percepción hacia territorios aún desconocidos, logrando así expandir las posibilidades al arte de la representación pictórica. Aunque para ser más exactos, los artistas de principios del siglo veinte fueron herederos y tomaron prestado soluciones de los pintores post-impresionistas, sobre todo de Cezanne, Gauguin y Van Gogh, siendo de algún modo continuadores de las soluciones finales de cada uno de ellos llevándolas al límite. De aquellas influencias, de las pasiones y angustias de cada uno brotarán las grandes obras maestras de Munch, Modigliani, Picasso, Matisse o Dalí, bellas creaciones del genero humano que nacieron en un siglo que estubo a escasos momentos del exterminio total. De ésta época de extremismos surgen los grandes movimientos del Arte Moderno que aún hoy influyen poderosamente en los artistas contemporáneos: Expresionismo, Cubismo, Fauvismo, Surrealismo, Arte Abstracto, la Performance y muchas subtendencias que surgieron de la mezcla como por ejemplo el Expresionismo Abstracto.
De momento sólo presento la punta del iceberg con sus más célebres creaciones para en otra presentación agregar algo de Miró, De Chirico, Kandinsky, Magritte y Klee.


El Grito. E. Munch






Madonna. E.Munch.


Gran desnudo. Amadeo Modigliani. Metropolitan Museum of Art, New York (60.6x92.7 cm).









Desnudo sobre blanco. Amadeo Modigliani. Colección privada (89.5x146.4 cm).






Desnudo sentado (en el diván). Amadeo Modigliani. Colección privada (100x65 cm).







Acrobata y luchador. Pablo Picasso. Museo Pushkin, Moscú.






Familia de saltimbanquis. Pablo Picasso. National Gallery of Art, Washington (212.8x229.6 cm).






Las señoritas de A'Vigñon. Pablo Picasso. Museum of Modern Art, New York (245x235 cm).






Retrato de Dora Maar. Pablo Picasso. Musée Nacional Picasso, París (100x81 cm).

















La alegria de vivir. Henri Matisse (170x235 cm).










Peces de colores y escultura. Henri Matisse. Museum of Modern Art, New York (116.2x100.5 cm).






La pose hindú. Henri Matisse. Colección privada, New York (73x60 cm).












La danza. Henri Matisee. Museum of Modern Art, New York.






El gran masturbador. Salvador Dalí. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid (110 x 150 cm).


La persistencia de la memoria. Salvador Dalí. Museum of Modern Art, New York (22x33 cm).



Joven autosodomizada por los cuernos de su propia castidad. Salvador Dalí. Colección privada (40.5 x 30.5 cm).


Cruxificción Hipercubica. Salvador Dalí. Metropolitan Museum of Art, New York (194.5x124 cm).






La invención de los monstruos. Salvador Dalí. The Art Institute of Chicago (51.4x78.4 cm).










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